Chile enfrenta devastadores incendios forestales, la peor catástrofe desde el terremoto de 2010
Chile se encuentra en medio de una crisis sin precedentes, enfrentando lo que se considera la mayor catástrofe desde el devastador terremoto de 2010. Una serie de incendios forestales, avivados por las extremas olas de calor del verano austral, ha dejado a su paso una tragedia humana con un saldo inicial de al menos 99 personas fallecidas, una cifra que se teme que aumente, según las autoridades.
Desde la semana pasada, el país sudamericano ha experimentado olas de calor implacables con temperaturas que alcanzan los 40 grados centígrados. Este escenario climático desencadenó el viernes pasado una serie de incendios simultáneos que se extendieron por los cerros de Viña del Mar y otras áreas de la región de Valparaíso, ubicada a unos 120 kilómetros al noroeste de la capital, Santiago.
Miguel Castillo, experto de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile, explicó que la combinación de altas temperaturas y vientos ha generado condiciones altamente peligrosas. Cuando la vegetación o la basura se inflaman, se produce aire caliente liviano que eleva partículas encendidas, conocidas como pavesas, que viajan centenares de metros, generando focos satélites de fuego.
Las condiciones topográficas de la región, con pendientes pronunciadas y la influencia del viento, han permitido que las llamas se aceleren de manera letal, dificultando los esfuerzos de contención. Hasta el momento, se han reportado 37 incendios forestales activos, mientras que 46 han sido controlados, según la información proporcionada hasta este fin de semana.
La magnitud de la tragedia ha llevado a un llamado urgente a la acción por parte de las autoridades y organismos de ayuda. Se espera que los equipos de emergencia, bomberos y voluntarios redoblen sus esfuerzos para contener y extinguir los incendios, mientras la población local vive momentos de angustia y pérdida. La situación continúa siendo monitoreada de cerca, con la esperanza de que las condiciones climáticas mejoren y permitan un control más efectivo de la emergencia.