La Personería de Buenaventura lanzó la voz de alerta, clama por presencia de Fuerzas Militares
Aguaclara, el corregimiento a 30 kilómetros de Buenaventura y que solo tiene una carretera que lo cruza, parece un pueblo fantasma. La mayoría de sus habitantes han dejado sus viviendas de madera abandonadas en esta zona del Litoral del Pacífico vallecaucano por el miedo a los grupos armados ilegales que se disputan a sangre y fuego este territorio.
Son cerca de 150 familias las que decidieron salir de sus casas en el corregimiento de Aguaclara, para no continuar en medio de estos enfrentamientos entre la disidencia Jaime Martínez y el ELN en zona rural de Buenaventura.
Con sus pocas pertenencias, y exponiendo sus vidas, decidieron trasladarse al casco urbano del distrito, luego de completar cerca de tres días esperando a la autoridad. En las últimas horas, se confirmó que las últimas 90 personas habían llegado desde Aguaclara hasta el centro urbano de Buenaventura.
«La información que podemos obtener es que prácticamente todo el sector de Aguaclara se encuentra desolado, con las casas abandonadas. Precisamente por el temor de esta confrontación», indicó José Luis Bernat, personero delegado para los Derechos Humanos de Buenaventura.
